Aquí va el título

Recuerdo aquel primer artículo que escribí. Digamos que el tono era negativo, falto de esperanza. Total, no quiero andarme con tonterías ni rodeos así que iré al grano. Desde aquel entonces, he escrito muchos más artículos de los que probablemente borraría algunas cosas y añadiría otras. Sin embargo, aquel primero se quedaría igual.

El tono de aquel primer escrito era negativo, pero dentro de mí algo decía que había esperanza. Eso nunca lo hubieseis sabido de no haberlo contado, pues una cosa es escribir y otra pensar. Corral nublado no es una casualidad, pero es una mentira. No es España el problema. Valle se quedó corto. Reducir los problemas del mundo a España es un grave error, pues el problema es el mundo.

Un mundo corrompido por el dinero, y quien dice mundo dice sociedad. Lo peor es que lo dice alguien que tiene dinero. Sí, tengo dinero. No mucho; pero no tengo que hacer cola en comedores sociales para poder comer tres veces al día, puedo estudiar en la universidad o simplemente puedo dormir en mi casa. Eso al mundo no le importa. El mundo también tiene lo que yo tengo. El problema es que no todo el mundo es mundo. ¿Qué estoy diciendo? Cuidado que como lo líe más hago que el que me está dedicando algo de su tiempo se marche. Lo que digo es que dentro del mundo hay personas que no pueden comer o no tienen donde dormir, pero para muchas personas esa realidad no es parte de este mundo, ellos no son mundo. No es realidad no porque no la conozcan, sino porque no la quieren cambiar. Eso los deshumaniza. Voy a cambiar de párrafo, que tantas letras juntas hacen que la gente no lea.

La sociedad no quiere cambiar porque duerme en su cama, y esta sociedad es la que tiene el poder para que otros que no tienen cama pasen a tenerla. Hay ilusos que creemos o creíamos que escribiendo tres palabras vamos a cambiar algo, pero la realidad dista de eso. El pueblo no está dormido como tanto dicen, está en coma y cree que cada cuatro años pueden cambiar las cosas. Como si los cambios fuesen así de bonitos.