Esto es carnaval

Son muchos los temas que han figurado en las líneas escritas desde la creación de esta aventura. Sin embargo, nunca me atreví a escribir algo sobre un tema que considero sagrado para muchos fieles. Son ya cuatro años viviendo en lo que muchos consideran que encontrarán una vez que se vayan, sin olvidar todos esos veranos en los que peregrinaba a la tierra prometida; y creo que es el momento de hablar, aunque sea de manera sucinta, del carnaval de Cádiz.

No pretendo dármelas de carnavalero o entendido del tema, y si lo hago que me echen a la hoguera. A lo largo de todo este tiempo en la Tacita, he aprendido que el carnaval es una religión con Dioses, profetas, apóstoles e incluso mártires. El Carnaval de Cádiz es la voz del pueblo que se desgañita ante las injusticias que se cometen tanto a nivel local como universal, de ahí la grandeza de este arte. En las tablas del Gran Teatro Falla ha recibido guantazos todo Dios, y si no que se lo digan al Papa. El problema llega cuando los mismos que abrazan esta libertad de expresión, como debe ser, se quejan al escuchar letras que no dicen aquello quieren escuchar.

Raro es el año en el que alguien, ya sea persona concreta o colectivo, no se queja. Afortunadamente, estas personas muchas veces consiguen lo que querían, es decir, algún que otro cuplé con disculpas… de gaditanas maneras. Este año le ha tocado a una chirigota por montar unos pasos de semana santa en las tablas del Falla, y como era de esperar en la tierra de la espada y la mantilla se han ofendido algunos creyentes. También votantes del partido fascista verde se han quejado por un chiste sobre Ortega Lara, pero no merece mucho la pena entretenerse con esta gente. Hasta aquí todo correcto, gente ofendida por verse retratados en una realidad que duele o molesta. El colmo llegó ayer, cuando cantó la agrupación de un novato en esto del carnaval, Antonio Martínez Ares.

Icónico es su pasodoble cantado por Los piratas en defensa de todas esas mujeres que sufren diariamente violencia de género. El autor defendía allá por 1998 que esta violencia no solo hace referencia a la física, sino que también a la psicológica; conceptos que todavía hoy siguen pasando desapercibidos. Ayer, el del barrio de Santa María dedicó su segundo pasodoble a esos padres que tras una separación no tienen la oportunidad de ver a sus hijos con asiduidad. Puedes estar de acuerdo o no con lo que se canta, puedes pensar que quizás el autor no se ha acercado al tema de manera correcta… pero eso de machista chirría. Independientemente de este tema, en el cual no me meto porque no tengo ni puñetera idea acerca de este ni puedo meterme en la cabeza del genio carnavalero y lo que quería decir, quería destacar los múltiples comentarios que leí ayer acerca del pasodoble y del nuevo Ares, el machista.

En el carnaval cabe de todo, ya que si a este le quitamos toda esa crítica rebelde y sinvergüenza que hace temblar a los de arriba, el carnaval es menos carnaval. Tanto para el carnaval como para las líneas que suelo escribir por aquí, sigo y debemos seguir la palabra de Don Juan Carlos Aragón: «ya solo decir de corazón que se alguno aquí se molestó po’ que le den por culo».